Las grandes ciudades del mundo registran un grave problema ambiental aunado a un fuerte problema de movilidad, y los gobiernos buscan medidas urgentes para enfrentarlos.

Las bicicletas han sido escogidas como el medio alternativo más accesible; ellas son muy funcionales en cortas distancias, menores a 5 km, pero cuando el tamaño de la ciudad es grande, como el caso de Bogotá, los recorridos se alargan desde 12 hasta 26 km que demandan un gran esfuerzo físico, lo que sería normal para un deportista, pero excesivo para el ciudadano común. Para resolver este factor adverso, la tecnología ha dado un paso de avanzada: dotar a las bicicletas de un pequeño motor eléctrico que ayuda al esfuerzo del conductor.

Por tal motivo, muchas ciudades del mundo ya pusieron en práctica una serie de estímulos para incentivar el uso especialmente de las bicicletas eléctricas. Como ejemplo, la municipalidad de Madrid otorga un subsidio de 250 Euros al comprador de una bicicleta eléctrica; igual hacen otras ciudades holandesas, suizas y europeas en gernal, con subsidios en promedio de 200 a 250 euros por persona. La municipalidad de París, subsidia al usuario de una bicicleta eléctrica con 0.25 euros por cada kilómetro recorrido: al año puede alcanzar unos 1.500 euros valor igual al del costo de la bicicleta.

Así enfrentan las naciones desarrolladas el amenazador problema del calentamiento global y la aguda pérdida diaria de tiempo de los pasajeros, además de que también ahorran divisas en el tradicional costo de combustibles e insumos automotores.

La administración de Bogotá y el gobierno nacional deben acometer urgentes medidas que favorezcan el uso de esta solución otorgada por una tecnología nueva y revolucionaria.

Por:
César Godoy M.
Biológica Vehículos Eléctricos de Colombia